Con frecuencia, se publican noticias sobre los avances del Poison Book Project, una iniciativa que rastrea y documenta libros impresos con pigmentos verdes elaborados, según se descubrió hace algunos años, a partir de una combinación tóxica de cobre y arsénico.
El objetivo del proyecto es identificar estos materiales peligrosos dentro de bibliotecas y colecciones especiales, para garantizar su resguardo en condiciones seguras, tanto para los usuarios como para el personal bibliotecario. La manipulación de estos libros representa un riesgo para la salud debido a la liberación de partículas contaminantes.
En esta ocasión, se reporta la detección de ejemplares contaminados en el Museo Winterthur y en la Universidad Estatal de Delaware, lo que pone nuevamente sobre la mesa la necesidad de protocolos claros para el manejo de materiales patrimoniales potencialmente peligrosos.