La abadía de San Gall, ubicada en la actual Suiza, es reconocida internacionalmente por albergar una de las bibliotecas monásticas más importantes de Europa, especialmente por su colección de manuscritos medievales. Entre ellos se conservan varios ejemplares elaborados en la isla de Irlanda, los cuales fueron transportados por rutas acuáticas y terrestres hasta llegar a su destino en el corazón del continente.
La producción de estos manuscritos representa una etapa de esplendor para los amanuenses irlandeses, cuyos monasterios, entre los siglos VI y IX, difundieron su labor intelectual y artística por toda Europa continental. Este legado ha sido reconocido por el Museo Nacional de Irlanda, que actualmente presenta una exposición dedicada a manuscritos creados en la Isla Esmeralda y que forman parte del acervo de la abadía de San Gall.