Como en muchas otras profesiones, los archivos de los arquitectos anteriores a la era digital contienen planos, bosquejos y otros documentos que permiten conocer el origen y desarrollo de los edificios diseñados por ellos o por sus despachos.

Un ejemplo de ello es el despacho Sordo Madaleno, que resguarda su propia documentación. En contraste, algunos arquitectos o sus herederos optan por donar estos materiales a instituciones especializadas, como en el caso del arquitecto Manuel Cortina, cuya colección ha sido entregada para su conservación y consulta en un entorno confiable a la Biblioteca Francisco Xavier Clavigero.

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