Coleccionismo de libros antiguos sobrevive en clubes exclusivos del siglo XIX
Herencia directa de la cultura británica, diversos clubes norteamericanos que florecieron entre el último tercio del siglo XIX y las primeras décadas del XX se convirtieron en importantes repositorios de libros antiguos y raros.
En estos espacios, integrados exclusivamente por hombres, se cultivó la pasión por la bibliofilia. Los socios fomentaban el estudio, la conservación y el intercambio de obras valiosas, y tejían redes de comercio con otros clubes similares. Además, organizaban charlas dirigidas tanto a bibliófilos experimentados como a aficionados.
Algunos de estos clubes aún sobreviven. El Rowfant de Cleveland, por ejemplo, conserva sus estrictas reglas de admisión. Sin embargo, como excepción notable, su valiosa colección está actualmente bajo el cuidado de una bibliotecaria, marcando un sutil pero significativo cambio en una tradición largamente dominada por hombres.