La Universidad Johns Hopkins resguarda la llamada Biblioteca Fictiva, un acervo singular que reúne textos de carácter “ficticio” que, a lo largo de la historia, han influido en la percepción social y en la interpretación de hechos reales.
Esta colección incluye desde narraciones aparentemente inocentes hasta obras utilizadas como fundamento ideológico para justificar actos extremos, como la persecución y exterminación del pueblo judío. Cada pieza se conserva con el propósito de mostrar cómo la ficción, tergiversada o manipulada, puede moldear decisiones y creencias colectivas.
Los docentes de la universidad emplean este fondo para enseñar a los estudiantes sobre desinformación, alfabetización mediática y pensamiento crítico, demostrando cómo la mentira puede operar en distintos contextos y cómo reconocerla resulta fundamental en la era actual.