Adabi de México: dos décadas de un recuento y un prospecto
En 2003 fue publicado Vivir y morir jugando beisbol, libro en el que don Alfredo Harp Helú hace un recuento sobre su vida, sus aficiones y parte de su pensamiento durante los años vividos hasta ese momento. “El beisbol es una de mis grandes pasiones, me resulta un buen parámetro para comparar la vida”, reza la primera frase de este texto que comprueba la pasión que ya se advierte desde el índice, mismo que refleja la complejidad del simple contacto entre un bate y una pelota.
El capítulo XII, denominado “Temporadas filantrópicas” —en el beisbol la serie de partidos llevados a cabo en un año se constituyen como una “temporada”—, está dedicado al recuento de la labor filantrópica de don Alfredo en diversos ámbitos, entre ellos el patrocinio al rescate del patrimonio documental: “Con el tiempo me he dado cuenta de la importancia de organizar los archivos y las bibliotecas. En México, todavía nos falta un gran camino por andar”, tales son las palabras introductorias a estas temporadas filantrópicas particulares. De la asociación Adabi se mencionan apenas las siglas, pues en ese momento se consigna como Apoyo al Desarrollo Archivístico y Bibliográfico de México, pero actualmente la conocemos como Apoyo al Desarrollo de Archivos y Bibliotecas de México. Sin embargo, dos décadas después, lo plasmado en estas cuatro páginas respecto al apoyo dado al Fideicomiso Preservación de la Memoria de México del Archivo General de la Nación, a la Biblioteca Palafoxiana y la Biblioteca Nacional de Antropología en particular y otros proyectos en general, se antoja hoy como mero referente de las raíces de Adabi, de la creación del proyecto que ha transformado la situación no sólo del patrimonio documental de México, sino también de aquellos que la resguardan y le ha dado más ventajas a quienes la estudian.
Adabi ha alcanzado dos décadas de un sueño que se hace realidad día con día, gracias a la generosidad de don Alfredo Harp y de la doctora María Isabel Grañén, quienes, posiblemente, hace dos décadas no se imaginaron la repercusión de esta temporada filantrópica.