En la actualidad, los documentos de la vida cotidiana que han perdurado son muy escasos. Pocas familias conservan cartas de sus antepasados, especialmente de épocas tan lejanas.
Sin embargo, en una casa de un pequeño poblado inglés se exhibe la correspondencia entre un padre y su hijo, que se escribieron desde Londres y Troutbeck (un lugar cercano a la actual frontera con Escocia) durante el siglo XVIII. Es fascinante imaginar los diversos temas que pueden surgir de estas cartas, que provienen de lugares tan distintos y que se han preservado gracias al interés por la memoria familiar.