Adabi de México, A.C.

Las brujas novohispanas y su legado entre la fe y la superstición

El pasado 31 de octubre se presentó la tertulia Entre hechizos y herejías: la figura de las brujas y hechiceras en la Nueva España por parte del licenciado Eduardo Hernández Trejo, muy a propósito de la entrada a la conmemoración del mexicano Día de Muertos, así como de la de Todos los Santos y Fieles Difuntos del rito católico. 

El ponente reconoció que es un tema apasionante y muy llamativo y que ha sido identificado como un fenómeno de gran extensión tanto geográfica como temporalmente. Tanto la brujería como la hechicería se insertan en una práctica más genérica como lo es la magia, por ello se remonta hasta la mención de Hécate, diosa griega asociada a la misma. Mencionó que es hasta la organización del cristianismo como una religión establecida y la aparición de una teoría sobre el mal y especialmente del desarrollo de la demonología, que comienzan a aparecer los manuales de identificación y persecución de los practicantes de la brujería, así como el desarrollo del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición como una instancia defensora de la fe católica ante cualquier desviación que pudiese existir. Así aparecen el Directorivm Inqvisitorvm o el Mallevs Malleficarvm (o el Martillo de las brujas, como se conoce en español) que es por decirlo en términos modernos, una “radiografía” de las brujas y sus prácticas, así como una lista de castigos para las mismas. 

El establecimiento tardío de la Inquisición en España influyó, según afirmó el licenciado Hernández, en el tipo de objetivos del mismo, esmerándose más en la persecución de los judíos y judaizantes que en la de los brujos. Ya en el virreinato de México y para entrar en contexto, mencionó las prácticas de adivinación realizadas por los mexicas que continuaron por mucho tiempo, y que, al consolidarse el dominio español, al ser los indígenas cristianos “nuevos” no podían ser sometidos a dicho tribunal como lo podían ser otras castas como los españoles, criollos y mestizos. Entre lo más revelador de esa fusión entre las prácticas de hechicería nativas y las europeas, se encuentra la de utilizar a un colibrí, antiguo símbolo de Huitzilopochtli, para un hechizo en un contexto novohispano del siglo XVIII, denominando el ponente a este fenómeno como un “mestizaje mágico”. De igual manera, narró lo consignado en otro expediente inquisitorial de 1686 en donde una mujer se autodenuncia por hechicería, sin conocerse la sentencia al respecto, y en 1692, vuelve a aparecer la hechicera dentro de un contexto de posesiones demoníacas entre varias jóvenes queretanas, caso que fue tratado por los franciscanos, quienes llegaron a realizar exorcismos públicos en la Iglesia dedicada a su santo patrono. 

En la sobremesa de la tertulia se habló también de los contextos en los que se desarrollan lo que el ponente denomina “picos” de denuncias y que corresponden ciertamente a momentos de crisis en las sociedades que les toca incubar el fenómeno de la brujería como ocurre con Salem o con el que estuvo a punto de ocurrir en Querétaro; Hernández Trejo afirma que estos fenómenos son una respuesta de la sociedad a la interrogante de por qué pasan eventos como las epidemias o las guerras que en Europa fueron de gran devastación en diferentes épocas.

La tertulia terminó con la invitación a celebrar las fechas de una manera inclusiva ya que tanto el Halloween, como el Día de Muertos o el de Todos los Santos y Fieles Difuntos son fenómenos que no se excluyen entre sí y que avanzan y se actualizan al igual que el ser humano.