En Occidente aún pueden encontrarse sorpresas en torno a las encuadernaciones de los libros antiguos. Un ejemplo notable es el del Códice de Hagenes, una de las obras más antiguas de la cultura noruega, cuya cubierta fue elaborada con piel de foca.
El material conserva parte del pelo original, lo que ha despertado diversas hipótesis sobre el origen y propósito de esta particular encuadernación, considerada una rareza dentro del patrimonio bibliográfico europeo.