Año 10, número 10
Este mes, dentro de la sección Latitudes, compartimos ocho fotografías fechadas entre 1998 y 2016. Las dos más antiguas fueron aun impresas en los centros de revelado en los que se llevaban los tradicionales rollos de negativos. El resto las tomamos con una cámara digital; ninguna de ellas con celular, por cierto.
Se trata de las siguientes imágenes que elegimos contrastar entre sí:
- Una panadería que estuvo ubicada en la calle Vielle du Temple del barrio Le Marais en Paris (hoy convertida en una tienda de cosméticos).
- Un vendedor de pan en el Cairo.
- Cestos con especies, acomodados en un mercado ambulante en Paris.
- Una tienda de chiles y semillas ubicada en Parras de la Fuente, Coahuila.
- Una mujer vendiendo tintes naturales en un tianguis cerca del valle del Urubamba en Perú.
- Un puesto de colorantes y semillas de un souk en Egipto.
- Un hombre y una mujer en plena compra – venta de guajolotes en el mercado de Tuxtla Gutiérrez en época navideña.
- Un señor vendiendo pavos en Fez, Marruecos.
Quisimos comparar estas escenas para recordar el valor de la fotografía como documento histórico, como recurso para estimular la memoria, como forma de detener el tiempo; como testimonio, como evidencia, como arte, como asombro, como forma de expresión estética y artística. También para despertar la imaginación sobre la multitud de afinidades que guardan entre sí los negocios, los personajes, sus oficios, su rutina, su trabajo cotidiano, así como su relación con los productos extraídos de la tierra: ya sea para triturar granos, transformarlos en harina para hornear pan, o bien, para moler flores, frutos y minerales con el propósito de extraer colores para teñir telas e hilos, pintar cuadros o decorar paredes; a su vez, vender animales vivos para cocinarlos o reunir especies procedentes de distintas partes del mundo para preparar alimentos, hacer té o curar enfermedades.
¿Qué tal si hiciéramos hablar a quienes están detrás de los mostradores o quienes aparecen aquí para hacerles conversar entre sí sobre quiénes son sus clientes, sobre el precio que dan a sus artículos, o bien para preguntarles ¿en donde consiguen lo que venden, qué tan antigua es su tradición, quién les enseñó a hacer lo que hacen, cuántas horas al día dedican a ello, qué tan lejos viven de ahí, cómo se relacionan con otros comerciantes, en donde nacieron, cómo se llaman, quienes eran sus padres y sus abuelos?
Otra interrogante más bien estaría dirigida a quienes acumulan fotografías a lo largo de la vida, en especial ahora que llenamos con rapidez nuestras nubes en internet o la memoria de nuestros celulares. Conviene preguntarnos para qué podemos utilizar esa enorme cantidad de imágenes una vez que captamos la inmediatez y la compartimos con otros para contarles en dónde estamos y con quién; es decir, necesitamos decidir cómo ordenarlas, respaldarlas, clasificarlas y mantenerlas accesibles, especialmente aquéllas que nos interesa guardar en el largo plazo, a fin de preservar su valor estimativo o testimonial.
Editor responsable: Yolia Tortolero Cervantes