Como un evento fuera de lo común, el día 30 de junio tuvo lugar la segunda tertulia de Adabi con el tema “El olvidado arte plumario”, desarrollado por el maestro Martín Clavé Almeida, diseñador industrial, investigador, ceramista y jurado en concursos nacionales de arte popular.
El ponente inició su plática con el reconocimiento de la labor de Adabi en los archivos, señalando que, personalmente, ha comprobado la falta de acceso a los repositorios en sus labores de investigación y que el trabajo de la asociación ha cambiado este panorama. Ya entrado en materia abordó, como primer punto, la cosmovisión que tenía el hombre mesoamericano, mencionando que, a diferencia de la civilización europea, las personas no se consideraban dueñas del mundo, sino parte de él, puntualizando que las pertenencias eran escasas y la manera de diferenciarse en general se hacía a partir de la indumentaria que portaban. Al ser los mexicas un pueblo muy religioso, crearon también objetos con una gran carga simbólica que se alejaba mucho de la idea de riqueza y poder de los españoles. Las plumas, para este pueblo mesoamericano, resultaban piezas de gran valía que muchos de los españoles conquistadores no se ocuparon en apreciar. Entre los ejemplares más conocidos de trabajos de este periodo de la historia de México destacan el penacho de Moctezuma y tres chimallis que sobrevivieron gracias a la incomprensión de los conquistadores frente a su belleza.
Fray Bernardino de Sahagún consignó en el Códice Florentino —la enciclopedia del conocimiento sobre los mexicas más extensa en su tiempo— información sobre los amantecas que eran artesanos dedicados al arte plumario, además de registrar los tipos de aves y las plumas utilizadas para esta labor, para la que se necesita, incluso hoy día, una gran habilidad “porque no es lo mismo poner 500 plumas a miles o millones”, comentó el maestro Clavé al referirse a un juego de paramentos para un obispo resguardado en una iglesia en Roma, que no tenía una calidad semejante a otros trabajos como el de la mitra de Milán. El arte de los amantecas fue rescatado por las escuelas de artes y oficios creadas por los franciscanos; de estos espacios salieron piezas como el mosaico de La misa de San Gregorio, obra creada a partir de una pintura europea y probablemente destinada al Papa en turno, Pablo III, y conservada en Auch, Francia.
El maestro Clavé también comentó que para el siglo XVII el arte de los amantecas estaba en decadencia, pero tiempo después se incluyeron diferentes partes del cuerpo dibujadas en papel, así como se comenzaron a colocar las plumas sobre grabados. Hacia el siglo XX el arte plumario estaba por desaparecer, y a finales del mismo, en 1992, la población michoacana de Tiripetío organizó el taller escuela Quetzalli para rescatarlo. De igual manera, al finalizar el milenio se creó en Monterrey otro taller-escuela cuyos alumnos han sido galardonados con distintos premios nacionales.
Ante de finalizar la tertulia el maestro Clavé respondió comentarios del público sobre los talleres actuales de plumaria, así como el tema del penacho de Moctezuma, sacado a colación por la doctora María Olvido Moreno, quien encabezó el equipo mexicano de restauración del penacho en 2012. Como colofón se invitó a los asistentes a apreciar de cerca las obras de plumaria propiedad del ponente que se expusieron como muestra de la ponencia presentada.