Las expediciones militares no solo llevaron consigo fuerzas extranjeras a tierras lejanas, sino también despertaron el interés por la ciencia y la cultura de los lugares a los que llegaban. Esto se evidenció en casos notables, como el de México durante la época de la conquista y la invasión francesa, así como en la expedición de Napoleón a Egipto, que culminó en el descubrimiento de la piedra Roseta.

En esta ocasión, nos enfocamos en un hecho menos conocido: el viaje de un militar italiano que se unió a su unidad de infantería y partió hacia el territorio de Irán en 1848. Su misión se centró en capturar, a través de la reciente innovación de la fotografía, escenas diversas de su entorno.

Estas imágenes, que en la actualidad representan tesoros invaluables, han perdurado como testigos de una época pasada.

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