Durante el siglo XIX la nación mexicana recibió a innumerables viajeros extranjeros, de los cuales surgen varios testimonios sobre muy diferentes temas, entre los que destacan la arqueología.
Uno de ellos fue Carl de Berghes, ex artillero en el ejército francés de Napoleón Bonaparte, quien en su estancia en México elaboró mapas de las principales zonas arqueológicas zacatecanas.
De este trabajo se perdieron varias copias, y no fue sino hasta la década de 1980 en que gracias a la Universidad de Chicago y un arqueólogo en la Universidad de Bonn, se identificaron estos planos, mismos que habían sido adquiridos por la universidad norteamericana dentro de un lote más amplio.
