La doctora Stella María González Cicero, directora de Adabi de México, fue distinguida con el Premio Lux et Veritas por la Sociedad Mexicana de Ciencias, Artes y Fe, en reconocimiento a su destacada trayectoria de servicio en las ciencias y artes historiográficas, así como en la fe. La ceremonia de entrega tuvo lugar en las instalaciones de la Universidad Panamericana (UP) el pasado 8 de diciembre.
La Sociedad, conformada por académicos de todo México, busca realizar estudios multidisciplinarios en torno a las ciencias, las artes y la fe en el país. A través de diversos foros, manifiestan su vocación de enriquecimiento, sirviendo también como mecanismos de divulgación hacia un público más amplio.
Presidida por el MBA Antonio Castro D´Franchis, anfitrión y director adjunto a rectoría de la UP, la ceremonia contó con la participación de la maestra Beatriz Rodríguez Mendoza, el doctor Rubén Rodríguez Balderas, quien presentó la Sociedad Mexicana de Ciencias, Artes y Fe, y la doctora Ana Rita Valero de García Lascuráin, encargada de realizar una breve semblanza de la premiada. Valero destacó los méritos de la doctora González Cicero en sus contribuciones a las ciencias, las artes y la fe, resaltando sus estudios sobre los franciscanos en Yucatán y la Virgen de Izamal, así como su defensa del arte mediante la promoción de la restauración de pinturas en custodia de la Iglesia Católica, como el caso de una pintura de Santa Rosa de Lima.
En su discurso de agradecimiento, la doctora González Cicero expresó su gratitud a la Sociedad Mexicana de Ciencias, Artes y Fe por la distinción otorgada, compartiéndola con aquellos que, con igual espíritu y dedicación, han incursionado en el oficio a lo largo de sus 46 años de trabajo, especialmente en su segunda etapa profesional en Adabi de México. Destacó la vocación del rescate del patrimonio documental de México como una labor que ha permitido recrear la herencia nativa y la síntesis de la cultura novohispana, resultado del encuentro entre las culturas mesoamericanas y la española. Esta historia, según la premiada, ha sido un imán que la condujo hacia una “vocación de vida y de servicio”, una entrega que “nos hace crecer, creer y tener fe en nuestro devenir”. Estas palabras reafirmaron el concepto expresado por el anfitrión, quien contrastó la visión del hombre como “una pelusa cósmica”, según uno de sus alumnos, con la convicción de que el ser humano tiene un destino como hijo de Dios.