Similar al famoso relato atribuido a Ana Frank, el diario de Yitskhok Rudashevski ofrece un testimonio en primera persona sobre la vida en el ghetto de Vilnius, hoy capital de Lituania, establecido en 1941.
Este adolescente, entonces de nacionalidad polaca, documentó la vida cotidiana en el espacio confinado donde se vio obligado a sobrevivir. Su diario logró llegar hasta nuestros días gracias a su primo, quien encontró el manuscrito en el lugar donde Yitskhok y su familia se escondieron antes de ser descubiertos y ejecutados.
Posteriormente, el diario pasó a manos de un mentor de Yitskhok, quien lo exhibió en un museo local. Para garantizar su conservación, el documento fue donado a un archivo en Nueva York, donde permanece como un valioso testimonio de los horrores del Holocausto.
