Del lunes 10 al viernes 14 de junio del presente se desarrolló, en la Dirección de Estudios Históricos del INAH, el cuarto coloquio internacional “Los hombres de dios y del maíz. Las órdenes religiosas en el área maya y regiones circunvecinas”. En la mesa titulada “Primeros evangelizadores en la península de Yucatán”, la directora de Adabi de México, la doctora Stella María González Cicero, presentó la charla “Fray Jacobo de Testera, la experiencia franciscana a Tabasco y la fundación de las primeras casas franciscanas en Yucatán”. En esta disertación, la doctora González Cicero habló de este importante personaje que merece una atención más profunda dentro de los estudios sobre la evangelización en el hoy sureste mexicano.
Como introducción dio cuenta de los datos conocidos de la vida de este fraile en Europa, consignando su nacimiento en Bayona, Francia, su paso por el cargo de predicador imperial y su llegada al continente americano debido a la solicitud que fray Antonio de Ciudad Rodrigo le hiciera al rey para que enviara evangelizadores al naciente virreinato novohispano. Pronto, el personaje, gracias a su cercanía con fray Juan de Zumárraga, se interesó en una expedición que se haría hacia 1537 a tierras mayas y chontales, viaje que sería pieza clave para su vida.
La ponente repasó diversas fuentes contemporáneas que dan testimonio de esta travesía, mencionando que la evangelización realizada en el trayecto fue hecha con el ya desarrollado método de “enseñanza intuitiva”, que consistía en la síntesis de diferentes métodos de acercamiento basados en uso y memorización de pictogramas para el aprendizaje de la doctrina, complementado con la explicación de los intérpretes, método que fuera “patentado” por los franciscanos ante el Consejo de Indias.
En palabras de la doctora González, los resultados positivos de la evangelización fueron casi borrados por el proceso de conquista de la península de Yucatán, lo que hizo que los franciscanos tuvieran que salir de la región dos años después de iniciada su avanzada. En el ínterin, fray Jacobo de Testera acude a Mantua, Italia, para el capítulo de la orden, y ahí mismo es nombrado comisario de la Provincia del Santo Evangelio, a la vez que fray Martín de Hojacastro es nominado como su sucesor, en caso del fallecimiento del bayonés. Gracias a una entrevista con el emperador Carlos V, Testera consiguió que la orden franciscana destinara 150 frailes para la evangelización en América.
A su regreso al nuevo continente, explicó la ponente, fue acompañado por 120 misioneros, mismos que colocó en las casas, tocándole a Yucatán 24 de ellos. Fray Jacobo de Testera muere en 1549 y es Motolinía el que se encarga de trasladar a un grupo de frailes para fundar la casa de Guatemala, de los cuales cuatro pasarían a la de Yucatán. Motolinía pide apoyo a Francisco de Montejo para que los franciscanos puedieran establecerse en la zona. Así, para 1545, ya habían llegado todos los frailes a la zona, primero a Campeche como puerto entrada y luego a Mérida como cabecera de la Capitanía General de Yucatán, en donde serían recibidos por Francisco de Montejo el Mozo, quien congregó a las autoridades locales presentando a los franciscanos a los indígenas.
Fray Luis de Villalpando se dirigió a los nativos en Campeche por medio de un intérprete, pero en Mérida lo hizo ya hablando maya, dato digno de mencionarse, pues en tan solo ocho meses pudo dominar esta lengua, según anotó la doctora González. La evangelización se fue expandiendo en esta última área con la fundación de las casas de Maní, Izamal, y Conkal, establecidas, como siempre, en lugares estratégicos y reforzados con religiosos llegados de España en 1549. Un año antes, la zona, bajo el patronato de San José, ya se había vuelto Custodia, siendo el primero en presidirla fray Luis de Villalpando, “uno de los apóstoles de Yucatán”, y, según afirmación de la ponente, un “adelantado del espíritu”.